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Exposición colectiva

Comisaria: Rosa Vivancos

El azul no es cielo, el marrón no es tierra, el verde no es yerba y el orden de los colores puros sobrepasa la forma. Sobre estas ideas se gestó el universo visual de los «Fauve», los salvajes, que arrasó conceptos y convencionalismos adheridos a la representación del mundo.

Su periodo de formación con el maestro Gustave Moreau en la École des Beaux-Arts de Paris fue el primer germen del movimiento, él les alentó en la búsqueda de la expresión libre a través del color entre 1984 y 1987. Matisse lideró este grupo de jóvenes pintores al que pertenecieron entre otros Jean Puy, André Derain y Maurice Vlamenck.

Su pasión por hallar nuevas formas de expresión les condujo a recrear las formas y los límites con pinceladas expresivas y colores puros. Convencidos de que la representación no debía ser un espejo de la naturaleza y de que era imprescindible atrapar su esencia (la luz y el color), la recrearon libremente guiados por la emoción y obviando la veracidad de las formas.

Cuando expusieron en el Salón d’Automne sus superficies plagadas de formas arbitrarias y habitadas por colores exaltados, escandalizaron a los críticos y fueron llamados despectivamente «Fauves», ellos adoptaron este título como héroes orgullosos de una revolución artística que abriría nuevos caminos para las siguientes rupturas.

En el caso de Matisse, la búsqueda de lo esencial lo llevaría a simplificar la pintura, tal y como le había vaticinado su maestro Moreau, y ha erigirse en predecesor del Minimal Art y de todos los movimientos simplificadores que llegarían más tarde.

Con el análisis del movimiento Fauvista plasmado en las obras de esta muestra, se cierra el proyecto «Revisión de las Vanguardias»  comenzado hace unos años en el «Taller Abierto » de la UM. Todas las obras realizadas en este proyecto se han gestado después de realizar un análisis conceptual y estilístico de cada movimiento y han sido elaboradas de una forma personal por cada autor.

Este devenir pictórico a través de la Vanguardias, no solo ha supuesto una comprensión del porqué se generaron estos movimiento disruptivos y sus supuestos, sino también un enriquecimiento en su labor pictórica, han enriquecido su paleta, han reinterpretado las formas, han conseguido libertad expresiva y sobre todo han disfrutado creando sus obras. Además han conformado un espacio enriquecedor de experiencias compartidas dentro y fuera del taller, un espacio motivador y lleno de creatividad.

Rosa Vivancos