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Cartago Nova; Ciudad privilegiada

Fundación Cajamurcia 0 3927

Ciclo Historia de Cartagena I. De la Cartagena Púnica al siglo XVII

Elena Ruiz Valderas. Directora del Teatro Romano de Cartagena

La historia de Cartagena, es la historia de un asentamiento conectado al mundo a través de su puerto. La primera constancia cierta de la existencia de la ciudad se debe, según los escritores clásicos, a la fundación de la misma alrededor del año 227 a. C. por el general cartaginés Asdrúbal el Bello con el nombre de Qart Hadasht, que la amuralló y la convirtió en la principal base de los cartagineses en España. En el año 209 a. C., el general romano Escipión el Africano tomó Cartagena siendo posesión romana desde entonces con el nombre de Carthago Nova.

Tras la caída del Imperio de Occidente y el establecimiento de los reinos germánicos en España, hacia el 550, Cartagena fue conquistada por el emperador bizantino Justiniano I y renombrada como Carthago Spartaria. Hacia el 622 los visigodos, según cuenta San Isidoro, destruyeron y asolaron por completo la ciudad, causándole una profunda decadencia.

Durante el “periodo andalusí”, la ciudad había quedado reducida a una minúscula aldea de pescadores. Sin embargo, numerosas referencias literarias en fuentes árabes y las últimas excavaciones arqueológicas están cambiando esta visión sobre la Cartagena árabe. Parece que a partir del siglo X, Cartagena experimentó una lenta recuperación y contó con una mezquita y una alcazaba fortificada sobre el actual cerro de la Concepción.

En 1245, reinando Fernando III el Santo, su hijo, el príncipe Alfonso reconquista la ciudad, después de un duro asedio. En 1250, el papa comunica al rey la restauración de la Diócesis de Cartagena. Hacia 1270, el ya rey Alfonso X el Sabio crea la Orden de Santa María de España, estableciendo su sede principal en Cartagena, y poniéndola bajo el patrocinio de la Virgen del Rosell, antigua patrona de Cartagena, y manda construir sobre la primitiva alcazaba musulmana el castillo de la Concepción.

Durante el siglo XIV, el rey Pedro I de Castilla emprende la política de completar la fortificación de la ciudad con el fin de convertirla en puerto principal de la corona. A partir de este momento Cartagena se convirtió en un importante puerto comercial en el que se instalaron comerciantes de varias naciones, especialmente genoveses.

Durante los siglos XVI y XVII, la ciudad prosigue una lenta recuperación demográfica gracias por un lado al comercio marítimo y por otro al interés de la corona en potenciar su puerto como base militar de su política mediterránea con respecto a sus posesiones en Italia y de contención del poderío turco y berberisco. Durante el reinado de Carlos I se convirtió en base de las galeras de España. También se construyeron numerosas torres vigía por toda la costa para avisar del peligro de ataque de los piratas berberiscos. Es durante el reinado de Felipe II cuando Miguel de Cervantes visita varias veces la ciudad y le dedica estos versos:

“Con esto poco a poco, llegué al puerto
a quien los de Cartago dieron nombre,
cerrado a todos vientos y encurbierto.
A cuyo claro y sin igual renombre
se postran cuantos puertos el mar baña,
descubre el sol y ha navegado el hombre…”