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Conferencia de Francisco Jarauta, Filósofo

Les Demoiselles d’Avignon puede considerarse como la obra fundadora del arte del siglo XX. Picasso lo realiza entre el invierno de 1906 y julio de 1907, tras un largo período de reflexiones y bocetos que componen hoy uno de los archivos más fascinantes del arte moderno. En dichos Cahiers encontramos las pruebas y argumentos que articulan su proceso de trabajo y la decisión que se halla en la base de su composición.

Durante mucho tiempo fue considerado, a partir de la interpretación de Kahnweiler, como el origen del cubismo, pero recientemente se han abierto otros puntos de vista que exigen una lectura más compleja. Trabajos como los de Pierre Daix, Leo Steinberg, Ralph Ellison o William Rubin entre otros sugieren una perspectiva con la que debemos dialogar. Así encontramos por ejemplo la crítica que Picasso realiza a una concepción feliz de la pintura representada en los años 1905-1907 por las obras de Matisse. Igualmente la presencia cada vez más activa del arte africano y del «primitivismo» que le acompaña, validados por Gauguin y Apollinaire. Sin olvidar la lectura que Picasso hace de Ingres y que constituye uno de los elementos determinantes en el camino que le lleva a Les Demoiselles d’Avignon y que se conjugan a lo largo de aquellos intensos meses, dando lugar a una de las obras fundamentales del arte del siglo XX.