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El fondo y la forma están claramente definidos en estas obras que Rafael Meca presenta bajo el nombre de «Impurus».

La memoria, lo subjetivo, la intuición y la nada palpitan en estos últimos trabajos que el artista ha realizado durante los últimos 4 años. Son piezas únicas, sobrias y orientadas hacia dentro que nos hacen ver que la belleza es un acontecimiento dinámico que se produce entre uno mismo y algo más. Son obras que nacen de un espíritu joven, moderno y creativo, que denotan una expresión minimalista y melancólica sin gran pretenciosidad y que nos vienen a decir que todo es impuro, todo es imperfecto e incompleto con una apreciación estética de la evanescencia de la vida.

Tradicionalmente, lo hemos asociado con la disciplina pictórica, pues es en este lenguaje en el que ha realizado la mayor parte de sus exposiciones en Águilas, Almería, Granada, Alicante o Madrid. Sin abandonar la pintura, a veces sus obras están compuestas de objetos encontrados, siguiendo el paradigma duchampiano, que recontextualiza en obras compactas y humildemente presentadas. En estos nuevos materiales con texturas y formas nuevas se funden el significado y el significante. Son objetos y obras convertidos ahora en espectros de un carácter fuerte y discreto.

En esta ocasión, Rafael Meca nos presenta estas poderosas composiciones capaces de no poner límites y de ir más allá de los límites. Las diferentes piezas se perciben como entes aislados y herméticos, impregnadas de un estado de gracia al que llega una inteligencia sobria, modesta y sinceramente sensible. Rafael Meca crea en la intimidad contemplativa de su estudio, un mundo creativo propio y original, tanto a nivel estético como conceptual.

Marina García Jerez